2. Consideraciones previas.
Es decir, eso que conviene que tengamos en cuenta antes de empezar, para que luego no tenga que deciros ¡Ya os lo advertí!
2.1. El dibujo.
Debería decir ¡EL DIBUJO! Así de importante es. Tanto el geométrico, fundamental para la talla románica que vamos a ver al principio (es la más fácil), como el artístico, básico para deducir el volumen de los elementos, mantener las proporciones y dar vida a las formas. Tenemos que dibujar mucho, crear y copiar de la naturaleza, sobre todo si no somos buenos dibujantes, para perfeccionar lo más posible nuestros bocetos y obtener capacidad crítica de las obras nuestras y ajenas. Pensad que antes de dibujar o calcar el diseño en la tabla, tendremos que hacerlo en papel a escala real, lugar donde veremos la totalidad de la idea, para poder rectificar en el caso de que no nos convenza, siempre antes de ponernos sobre la/s tabla/s.
2.2. La madera.
La madera es el elemento fundamental de nuestra tarea, así que me vais a permitir que me pare aquí y os cuente una película. ¿qué? ¿que no os interesan las películas? Pues allá vosotros con vuestras conciencias desinformadas. La mía se queda muy tranquila proporcionando más información de la solicitada. Y sé que alguno me acompañará (con sus ronquidos) por este capítulo. ¡Sniff, buaaaaa, surb!
¿De
qué está hecho un árbol?
En botánica, los árboles pertenecen al grupo llamado Spermatophita,
una división de las plantas con semillas que a su vez se subdivide
en gimnospermas y angiospermas. Los primeros son árboles coníferos
con hojas en forma de aguja, conocidos como árboles de madera blanda,
y los segundos son árboles de hoja ancha, caduca o perenne, y se conocen
como árboles de madera dura. En ambos casos, el árbol crece
durante al menos tres años.
La parte principal de la mayoría de los árboles se conoce como tronco, y de él sale una copa con ramas y hojas. Un sistema de raíces ancla el árbol al suelo y absorbe agua y minerales para sustentarlo. La capa exterior del tronco actúa como un conductor que lleva la savia de las raíces a las hojas.
Nutrientes
y fotosíntesis.
Los árboles toman dióxido de carbono del aire a través
de unos poros llamados estomas que se encuentran en las hojas, y la evaporación
que tiene lugar en las hojas extrae la savia a través de células
diminutas. Cuando el pigmento verde (clorofila) presente en las hojas absorbe
energía de la luz solar, se forman componentes orgánicos a partir
del dióxido de carbono y el agua. Esta reacción, llamada fotosíntesis
(o función clorofílica), produce las sustancias nutritivas de
las que vive el árbol, al tiempo que expulsa oxígeno a la atmósfera.
La sustancia nutritiva producida por las hojas se dispersa a través
del árbol hacia las partes que están creciendo, y también
se almacena en células concretas.
Aunque a menudo se cree que la madera "respira" y necesita alimentarse,
lo cierto es que cuando se el árbol se tala, muere. Cualquier expansión
o contracción es simplemente una interacción de la madera con
el medio, al absorber o emitir humedad. Los acabados con ceras y aceites embellecen
y protegen la superficie y, en cierta medida, ayudan a estabilizar estos cambios,
pero no alimentan la madera.
Estructura
celular.
Una masa de células tubulares celulósicas junto con la lignina,
una sustancia química orgánica, forman la estructura de la madera.
Estas células proporcionan soporte al árbol, permiten la circulación
de savia y el almacenamiento de alimento. Varían en tamaño,
forma y distribución, pero generalmente son largas y delgadas, y corren
longitudinales al eje principal del tronco o las ramas. Su orientación
determina características relacionadas con la dirección de la
veta y el tamaño, y la distribución de células entre
especies define la textura, que puede ser fina o rugosa.
Identificación
de la madera.
El análisis de las células permite identificar
una madera cortada como blanda o dura. La estructura celular simple de las
maderas blandas se compone mayoritariamente de células traqueidas que
conducen la savia y dan soporte físico. Corren verticalmente por el
tallo y forman el cuerpo del árbol. Las maderas duras tienen menos
traqueidas que las blandas; y en cambio tienen vasos o poros que conducen
la savia y fibras estructurales especiales que sólo proporcionan soporte.
Crecimiento
de los árboles.
Una capa fina de células activas entre la corteza y la madera, llamada
cámbium, se subdivide cada año para formar madera nueva en el
interior y floema en el exterior. A medida que crece el grueso del árbol,
la corteza antigua se desprende y el floema crea nueva corteza. Las células
de cámbium son frágiles y de paredes finas; en la época
de crecimiento, cuando están cargadas de humedad, la corteza puede
arrancarse fácilmente. Durante los meses de invierno, las células
se endurecen y, con ellas, la corteza. Las nuevas células de madera
se diferencian en dos tipos: células activas que almacenan alimento
y células muertas que conducen la savia y proporcionan soporte. Estos
dos tipos componen la capa de albura.
Cada año, un anillo nuevo de albura se forma fuera del anillo anterior.
La albura más cercana al centro deja de ser conducto para el agua y
se convierte químicamente en el duramen que forma la espina estructural
del árbol. El área del duramen aumenta anualmente, pero la albura
se mantiene del mismo grosor durante toda la vida del árbol.
Radios.
Los radios son estrechas bandas de células que salen del centro del
árbol. Llevan y almacenan nutrientes horizontalmente a través
de la albura, de la misma forma que lo hacen las células que siguen
el eje del tronco. Las bandas lisas verticales que forman las células
radiales son apenas visibles en las maderas blandas. En algunas maderas duras
como el roble, en particular cuando son serradas por cuartos, los radios son
fácilmente apreciables.
Albura.
La albura se reconoce por su color claro, que contrasta con el del duramen,
algo más oscuro. Esta diferencia es menos obvia en la madera clara,
especialmente en la blanda. Puesto que las células de albura son porosas
y de paredes finas, rezuman humedad rápidamente y se contraen más
que el denso duramen. Por otro lado, esta porosidad hace que la albura absorba
fácilmente las manchas y los conservantes.
Los especialistas en madera consideran la albura inferior al duramen. Normalmente,
los ebanistas la desechan porque no es muy resistente a las infestaciones
de hongos e insectos.
En la talla, intentaremos siempre evitarla.
Duramen.
Las células muertas de albura que componen el duramen ya no participan
en el crecimiento del árbol y pueden bloquearse con material orgánico.
El duramen con células bloqueadas -del roble blanco, por ejemplo- es
impermeable y más útil para la barrilería hermética
que las maderas como el roble rojo, cuyas células del duramen están
abiertas y son algo porosas.
Las sustancias químicas que causan cambios de color en las paredes
celulares muertas de la madera dura se llaman extractivos y preservan de insectos
y hongos.
El duramen es la madera propiamente dicha, y siempre la preferiremos a la
hora de seleccionar madera para tallar. Pensad que el valor de lo que hagamos
está más en función de las horas que le hayamos dedicado
que en el precio de la madera que hayamos escogido, por lo que siempre preferiremos
madera secada adecuadamente, sin nudos y sin albura, sea cual sea la especie
que queramos utilizar.
Anillos
de crecimiento anuales.
Las bandas creadas por la madera temprana y la de estío corresponden
al crecimiento estacional y permiten determinar la edad de un árbol
talado y las condiciones climáticas en las que ha crecido. De modo
simplificado, podría decirse que los anillos anuales anchos indican
buenas condiciones de crecimiento y los estrechos, malas condiciones o sequía.
Un estudio de los anillos puede explicar la historia del árbol con
detalle.
Madera
temprana.
La madera temprana o leño primaveral es la parte de rápido crecimiento
del anillo anual que se asienta en primavera. En la madera blanda, las traqueidas
de pared fina integran la madera temprana y facilitan una rápida producción
de savia. En la madera dura, los vasos tubulares abiertos llevan a cabo la
misma función. La madera temprana puede identificarse como una banda
más ancha o de color más pálido en cada anillo anual.
Madera
de estío.
La madera de estío o leño de verano crece más despacio
en verano y produce células de pared más gruesa. Este desarrollo
más lento crea madera dura y oscura, menos propensa a conducir savia
pero capaz de proporcionar más soporte al árbol.
Conservación.
El dióxido de carbono, un derivado de los combustibles fósiles,
forma parte de nuestra atmósfera. Los árboles lo absorben y
ayudan así a mantener el equilibrio natural de la atmósfera.
El nivel de dióxido de carbono, sin embargo, está aumentando
más rápidamente de lo que puede ser absorbido, originando así
el efecto invernadero: el dióxido de carbono y otros gases atrapan
el calor emitido por la tierra y producen un calentamiento global.
Hay quien afirma que la madera dura tropical y algunas maderas blandas sudamericanas
están en peligro de extinción. Otros aseguran que están
sujetas a un control responsable. La realidad se sitúa en un punto
intermedio. Los grupos ecologistas han fijado la atención del mundo
occidental en la defoliación de bosques y selvas tropicales. A pesar
de que algunos sugieren la prohibición total de las importaciones de
madera dura, lo cierto es que esto dañaría la industria y privaría
de sus beneficios a los países en vías de desarrollo. Además,
la cantidad de madera talada que se destruye a causa del fuego es mayor que
la talada para la exportación. La industria minera, la construcción
de diques y la industria de pasta de madera contribuyen al problema porque
se talan bosques vírgenes para la reforestación con monocultivo.
Los árboles son un recurso natural renovable. Una planificación
responsable posibilitaría un abastecimiento continuo de madera dura
tropical. Se ejerce cada vez más presión sobre fabricantes,
suministradores y carpinteros para que empleen únicamente maderas que
provengan de fuentes autorizadas.
La madera de bosques templados de Norteamérica y Europa ya se produce
con métodos controlados. En Estados Unidos, la ley exige que los árboles
cosechados en tierra federal no excedan el crecimiento anual. Una política
dirigida a la regeneración continua durante más de treinta años
ha permitido producir por encima del 50% más de madera dura que la
empleada durante este tiempo.
Una gran parte de la madera dura comercializada proviene de bosques cortados
por segunda, tercera o cuarta vez, y que se manejan por rotación. Los
bosques vírgenes están protegidos del talado comercial y no
se permite cortar madera antigua.
La madera dura templada quizá no ofrece una variedad tan amplia de
color como las especies tropicales exóticas, pero siempre es posible
recurrir a los tintes.
Cuando se contempla una pieza de madera dura tropical, con su variedad de
color y textura, es fácil entender por qué es tan apreciada.
Por desgracia, algunas variedades han sido cosechadas en exceso y pronto desaparecerán.
Un ejemplo lo constituye la caoba que, con su hermoso color rojizo, se convirtió
en la madera preferida para la fabricación de muebles desde la época
victoriana hasta hoy. Ha sido una de las maderas tropicales más comercializadas
por los países desarrollados y empleada en grandes cantidades por las
industrias de construcción y mobiliario.
Reconversión
de la madera.
Aunque un árbol puede tardar muchos años en alcanzar un tamaño
considerable, con los métodos de la industria forestal moderna se puede
cortar, desmochar y descortezar un árbol recto, como el pino, en pocos
minutos. Del mismo modo, el laborioso proceso de serrar a mano los leños
ha pasado a la historia. Hoy en día, el serrado es un proceso altamente
mecanizado, que convierte los leños en tablas con sierras de cinta
guiadas por ordenador o con sierras circulares.
De los troncos sale la mayor parte de la madera comercial. Aunque también
se pueden aprovechar las ramas grandes, en general éstas y los troncos
torcidos tienen anillos asimétricos que producen una madera inestable
y frágil.
Los troncos de buena calidad se cortan en leños o maderos y se transportan
a la serrería para convertirlos en madera serrada. La madera dura de
troncos gruesos y lisos alcanza precios muy altos y normalmente se convierte
en chapeado. Los desechos forestales, la madera de mala calidad y las cortezas
se emplean para fabricar tableros y productos de papel.
Los cortes más comunes realizados con métodos tecnológicos
modernos son el serrado simple y el serrado por cuartos. Las tablas de serrado
simple son tangenciales a los anillos anuales y tienen un dibujo elíptico
característico. Las de serrado por cuartos muestran un dibujo recto
que a veces, en maderas duras como el roble, se mezcla con otro en forma de
copo.
Estabilidad.
Debido a que la madera se contrae al secarse, el tamaño de una tabla
puede variar. En general, la madera se contrae el doble a lo largo de los
anillos anuales que a lo ancho. Las tablas de serrado simple tangencial se
contraen más a lo ancho. Las tablas de serrado simple tangencial van
de lado a lado y son de diferentes longitudes. Los anillos externos se encogen
más que los internos, con lo que la tabla tiende a reducirse ligeramente
a lo ancho del borde. Las secciones cuadradas de madera pueden adquirir forma
de paralelogramo y las secciones redondas pueden adoptar una forma ovalada.
Los anillos de la tabla serrada por cuartos van de lado a lado y tienen prácticamente
la misma longitud, por lo que sufren una mínima distorsión.
Esta característica convierte a las tablas serradas por cuartos en
las más adecuadas para suelos y muebles.
Curación
de la madera. Secado.
Curar la madera recién talada o verde implica extraerle el agua y gran
parte de la humedad de las paredes celulares, para estabilizarla. Este proceso
transforma las propiedades de la madera, aumentando su densidad, rigidez y
resistencia. Algunos tallistas, escultores o fabricantes de sillas trabajan
con madera verde, ya que así ahorran tiempo y pueden emplear más
cantidad de madera. Sin embargo para nuestros propósitos (talla ornamental
de muebles), siempre preferiremos la madera curada, para evitarnos las desagradables
sorpresas de las torceduras, grietas, contracciones no deseadas, etc. Es verdaderamente
desalentador trabajar en una tapa de arca, por ejemplo, durante muchos días
para descubrir al mes que está tan torcida y/o rajada que tendremos
que usarla para leña.
La madera recién talada tiene paredes celulares saturadas y cavidades
celulares con agua libre. A medida que la madera se seca, el agua libre se
evapora de las cavidades, pero la humedad se queda entre las paredes celulares.
Éste es el punto de saturación de la fibra, cuando la madera
alcanza aproximadamente un grado de humedad del 30% del peso total (aunque
depende de la especie). En el momento en que las paredes celulares pierdan
humedad, empieza la contracción. Cuando el grado de humedad está
equilibrado con el del ambiente, lo que se denomina un grado de humedad equilibrado
(GHE), la madera deja de perder agua. El secado se debe realizar adecuadamente,
para evitar distorsiones y garantizar un GHE idóneo que prevenga la
expansión o la contracción de la madera.
Es mejor cortar los troncos en invierno, cuando los bajos niveles de savia
y la temperatura ayudan a reducir las infestaciones de hongos y el tiempo
de secado. Se deben dejar intactos la corteza y la savia en las tablas cortadas
de extremo a extremo, para proteger los lados de los cambios climáticos
y reducir la distorsión provocada por un secado rápido o irregular.
El secado al natural es el método tradicional y consiste en almacenar
pilas de madera en cobertizos ventilados o al aire libre, y dejar que la madera
se seque gracias a las corrientes de aire. Las tablas se apilan uniformemente
sobre listones separadores cuadrados de unos 25 mm. situados a intervalos
de 450 mm. aprox. La madera dura de 25 mm. de grosor requiere aproximadamente
un año para secarse, mientras que la blanda tarda la mitad. Otra aproximación
de la duración del secado es la del castaño, madera semidura
que tarda un año en secar por cada centímetro de grosor, al
aire libre y en un clima de bastante humedad como es el asturiano.
El secado al natural reduce la humedad a un 14 ó 16%, dependiendo del
grado ambiental. Para usarla en interiores, la madera debe secarse después
en hornos o nuevamente en pilas, en el lugar donde se utilizará.
El lugar de secado debe tener una buena corriente de aire y estar protegido
de vientos o rayos de sol intensos y fuertes lluvias (es más importante
proteger la madera del sol que de la lluvia). El pilón se forma sobre
un suelo despejado, de cemento u hormigón, libre de crecimiento orgánico.
Se pueden emplear soportes de construcción para mantener una plataforma
de base elaborada con madera maciza. A continuación se colocarán
barras transversales espaciadas de la misma forma que los separadores; las
tablas se colocan en capas regulares, y cada separador se pone en línea
recta con el de debajo, lo que evita que las tablas se distorsionen o curven.
Se pondrán pesos encima para aguantar un tablero contrachapado impermeable
o algo similar, inclinándolo para facilitar el drenaje. También
se debe aplicar una pintura selladora en los extremos de las tablas para evitar
que se astillen debido a un secado demasiado rápido.
En la actualidad, es mucho más frecuente el secado artificial al horno.
La madera que se va a usar en interiores requiere un grado de humedad del
8 al 10%, o incluso más bajo. La ventaja particular del secado al horno
es que sólo tarda días o semanas en reducir la humedad de la
madera, por debajo del grado obtenido con el secado al natural. Sin embargo,
algunos profesionales, entre los que me incluyo, preferimos trabajar con madera
secada al natural. La razón fundamental es el secado irregular del
volumen, obteniendo tablas con excesivo secado en la superficie, pero mayor
humedad en el interior, lo que hará que la tabla al equilibrar su nivel
de humedad sufra tensiones que la deformen. El secado al horno puede cambiar
el color de algunas maderas como la de haya, por ejemplo, que adopta un color
rosado. Se llama entonces haya vaporizada. Los pilones preparados se montan
en cargadores y se transportan al horno. Una mezcla minuciosamente controlada
de aire caliente y vapor se bombea en la madera apilada, y la humedad disminuye
hasta alcanzar el grado especificado. La madera secada al horno no suele adquirir
el mismo grado de humedad que la secada al natural, por lo que tiende a absorber
humedad una vez fuera del horno. Por esta razón, después de
sacar la madera del horno, se guarda en el lugar donde se va a utilizar.
Selección
de la madera.
La selección de la madera para un determinado
proyecto se basa generalmente en el aspecto del material, en sus propiedades
físicas y en su manejo. Después de haber escogido una especie,
se seleccionan las tablas según su calidad y condición, procurando
que todas provengan del mismo árbol. Finalmente se evalúan las
tablas durante su proceso de producción, para determinar su potencial.
Los proveedores suelen tener siempre disponible la madera blanda más
común para los trabajos de carpintería y ebanistería
-el abeto y el pino-. Generalmente, ésta se vende como madera de "dimensión",
el término comercial para denominar las secciones serradas o cepilladas
de medidas estándar. Se suele encontrar con una o ambas caras cepilladas.
La mayoría de las maderas duras se venden en tablas de diferentes medidas,
aunque algunas variedades pueden comprarse en dimensión estándar.
Siempre deberemos tener en cuenta el desperdicio en el ancho y en el grueso
que hay en el proceso de mecanizado. El cepillado puede eliminar hasta unos
3 mm. en cada lado de la tabla, por lo que la anchura y el grosor reales son
inferiores al tamaño nominal. En la longitud no hay desperdicio, a
no ser que las cabezas estén rajadas. En ese caso, deberemos considerar
inservible hasta el final de la grieta.
La madera blanda se clasifica según la regularidad de su veta y la
cantidad de defectos que tenga, por ejemplo, los nudos. Para la mayoría
de los proyectos, la mejor madera es la de superficie libre de defectos. El
término madera "clara" denomina las tablas sin defectos ni
nudos, y es bastante difícil de encontrar.
La madera dura se clasifica según la extensión de su superficie
sin defectos; cuanto más grande sea, mayor categoría tendrá.
Aunque existen compañías especializadas en la venta de madera
por catálogo, yo recomiendo siempre escoger personalmente el material.
Para comprobar si la veta y el color están oscurecidos por la suciedad,
llevaremos un cepillo de contrafibra o un cuchillo para comprobarlo en una
zona pequeña de la tabla.
Es recomendable elaborar una lista de cortes donde se especifiquen la longitud,
anchura y grosor finales de cada pieza del proyecto. También se puede
incluir el tipo y la cantidad de material necesario. Esta lista permite ahorrar
madera, facilita la compra y sirve de guía de cortes para las piezas
necesarias.
Defectos
en la madera.
Si la madera no se ha secado cuidadosamente, se puede
distorsionar y dificultar el trabajo. Un secado insuficiente suele provocar
contracciones parciales, aberturas de juntas, curvaturas y grietas. Comprobaremos
que la superficie no tenga taras evidentes, como fisuras, nudos o veta irregular.
Miraremos el extremo de la tabla para everiguar cómo se cortó
el leño y para detectar distorsiones. Comprobaremos que no está
doblada o torcida longitudinalmente. Las manchas causadas por agua o por una
incompatibilidad entre la tabla y el separador son difíciles de eliminar,
por lo que las evitaremos en lo posible. Además, verificaremos que
no existen marcas de infestaciones de insectos o de hongos.
Los defectos más habituales son:
a)
Grietas en la superficie.
Se encuentran generalmente a lo largo de los radios, y son debidas a un secado
demasiado rápido de la superficie.
b)
Aberturas en los extremos.
Las aberturas son defectos comunes causados por un secado rápido de
los extremos. Se pueden evitar sellando los extremos de las tablas apiladas.
c)
Grietas de panal.
Se producen cuando el exterior de la tabla se seca antes que el interior,
por lo que el interior se seca más y da lugar a fibras internas resquebrajadas.
d)
Grietas estructurales.
Las causas de estas grietas en la estructura de la madera son los defectos
de crecimiento o las contracciones. Las grietas alrededor de los anillos se
describen como "de anillo".
e)
Arqueamientos.
Aparecen en las tablas mal apiladas, mal curadas o a causa de vetas salvajes.
La madera de "reacción" también es propensa a torcerse
o combarse cuando se corta o se seca.
f)
Nudos muertos u oscurecidos.
Se encuentran en los restos de los tocones muertos, y están solapados
por anillos anuales. La madera que rodea el nudo tiene veta irregular y es
difícil de trabajar.
g)
Corteza incrustada.
Puede estropear la apariencia de la madera y debilita su estructura.
2.3. La veta de la madera.
La
masa de la estructura celular que sigue el eje principal del tronco es lo
que constituye la veta de la madera. La disposición y el grado de orientación
de las células longitudinales crean diferentes tipos de vetas.
Los árboles que crecen rectos producen madera de veta recta. Cuando
las células se desvían del eje principal del tronco, los árboles
producen madera de veta cruzada. La veta en espiral se produce en árboles
que se tuercen al crecer; cuando el crecimiento en espiral cambia de dirección
de un ángulo a otro, durante unos cuantos años, el resultado
es una veta entrelazada. La veta ondulada, con ondas cortas y regulares, y
la veta rizada irregular provienen de árboles con células de
estructura ondulante. La veta salvaje se crea cuando las células cambian
de dirección por toda la madera; este tipo de maderas irregulares puede
resultar difícil de trabajar. La veta variable y ondulante puede adquirir
diversos dibujos en la madera, según el ángulo de la superficie
y el poder reflectante de la luz de la estructura celular. Las tablas con
estas características se emplean especialmente para chapeados.
Cepillar y, en nuestro caso, tallar la madera en sentido de la veta significa
seguir la dirección de las fibras paralelas o ligeramente inclinadas,
y el resultado es una superficie lisa y nítida. Sin embargo, cuando
se trabaja a contraveta, la superficie queda rugosa y rota. Serrar en el sentido
de la veta supone cortar la tabla a lo largo, en la misma dirección
que las células longitudinales. Serrar a contraveta, por el contrario,
es cortar la madera perpendicularmente respecto a la fibra.
Tener esto en cuenta es fundamental en talla, ya que siempre deberemos trabajar
la madera "a veta" para que los cortes sean precisos y no rompa
ni astille la tabla. En algunas ocasiones (menos de las que pueda parecer)
es obligatorio trabajar a contraveta, ya que la posición del corte
nos impide atacar la madera en el sentido de la veta; en este caso deberemos
prestar la máxima atención, ir comiendo el material poco a poco
y tener mucho cuidado para que no rompan las fibras. Lo ideal es que la herramienta
esté siempre perfectamente afilada, pero en estos casos es imprescindible.
El término veta se emplea a veces para describir el aspecto de la madera.
Sin embargo, se refiere a una combinación de propiedades naturales
que distinguen cada tipo de madera. Ese dibujo particular muestra las diferencias
de crecimiento entre la madera temprana y la madera de estío, la distribución
del color, la densidad, los anillos anuales concéntricos o excéntricos,
los efectos de las enfermedades y el proceso de conversión de la madera.
Cuando se realiza un corte tangencial en el leño, las tablas de serrado
siempre muestran un dibujo en forma de U. Cuando el tronco se sierra en radial
o por cuartos, las series de líneas paralelas producen un diseño
menos característico. La horcadura, donde el tronco principal del árbol
se una a las ramas, tiene un dibujo en espiral que se emplea para chapeados.
La madera con nudos, crecimientos anormales laterales causados por heridas,
también se utiliza para chapas. Ésta es muy popular entre los
torneros, así como la madera del tocón, proveniente de la base
del tronco o de la raíz, que tiene un dibujo de veta irregular.
La textura se refiere al tamaño relativo de las células de la
madera. Las maderas de textura fina tienen células pequeñas
y poco espaciadas, mientras que las maderas rugosas tienen células
relativamente grandes. La textura también denota la distribución
de las células con respecto a los anillos anuales. La madera con marcadas
diferencias entre las zonas tempranas y las de estío tienen una textura
irregular, mientras que la madera con poco contraste en los anillos tiene
una textura lisa. La madera de textura rugosa, como el roble o el fresno,
tiene células más finas, ligeras y suaves cuando es de cultivo
lento. Los árboles de cultivo rápido normalmente producen un
dibujo más característico y una madera más dura, fuerte
y pesada.
Existe una importante diferencia entre la textura de la madera temprana y
la de estío; la primera es ligera y fácil de cortar, mientras
que la segunda es densa. Las herramientas bien afiladas minimizarán
los problemas de corte. Generalmente, la madera con anillos de textura lisa
es más fácil de cortar y de acabar.
La distribución de las células de madera dura puede tener un
efecto marcado sobre la textura. La madera dura de poros redondos, como el
roble o el fresno, tiene anillos de vasos grandes claramente definidos en
las zonas tempranas, y fibra y dejido densos en las de estío. Esto
hace que su acabado sea más difícil que el de la madera de poros
difusos como el haya, donde el tejido y los vasos están más
equitativamente distribuidos. Una madera como la caoba puede tener un poro
difuso, pero sus células grandes le proporcionan una textura rugosa.
La durabilidad hace referencia a la conducta de la madera mientras permanece
en contacto con la tierra. La madera perecedera se mantiene por debajo de
5 años y la más duradera, por encima de 25. La durabilidad de
una especie puede variar según el nivel y las condiciones climáticas
a las que ha estado expuesta.
2.4. Normas básicas de seguridad e higiene en el trabajo de la talla.
El
mayor peligro que corremos al realizar esta actividad es la de cortarnos,
ya que estamos utilizando unas herramientas muy afiladas. Sin embargo, con
unas mínimas buenas costumbres, este peligro se minimiza prácticamente
a cero. Os ruego que si os iniciáis en la talla o si ya la practicáis
y no cumplís estas recomendaciones, cojáis la costumbre de tenerlas
en cuenta. Ahorraréis en tiritas, os lo aseguro.
a) Tener la mesa de trabajo despejada. No debería haber más
que la tabla sobre la que estamos trabajando, los elementos de apriete y las
herramientas que estemos utilizando. Nada de vasos o tazas, herramientas eléctricas
o manuales o cualquier otra cosa que no necesitemos en el trabajo inmediato.
b) Sujetar bien la tabla. Es muy frecuente decir eso de "total, sólo
voy a retocar esto un poco", y terminar diciendo "Ay, ¿Alguien
me acerca una tirita?".
c) Usar siempre las dos manos para sujetar la herramienta.
Una, la dominante la cojerá por el mango (la derecha en los diestros
y la izquierda en los zurdos) y la otra se apoyará en el hierro para
guiar el corte. De esta manera es imposible cortarse, ya que las dos manos
se sitúan por detrás del filo en todo momento. En el caso de
que estemos utilizando el mazo, la mano dominante será la que lo coja,
mientras que la otra sujeta la herramienta. Tampoco podremos cortarnos.
d) Máximo cuidado durante el afilado y cuando sacamos y metemos las
gubias en su funda. Es muy frecuente cortarse en estas situaciones por no
prestar la suficiente atención.
0. INDICE
1. INTRODUCCIÓN
2. CONSIDERACIONES PREVIAS
3. LA TALLA GEOMÉTRICA. ESTILO ROMÁNICO
4. TRISQUELES Y "COMAS"
5. ARTE CELTA
ANEXOS